Los retos de la identidad digital
La identidad digital permite a los ciudadanos acceder a diversos servicios en internet, tanto de empresas privadas como de organismos públicos, que requieren identificación para su uso. Mientras que muchas empresas solicitan el registro de identidad, los organismos públicos suelen basarse en el DNIe y son responsables de expedir certificaciones y licencias en distintos formatos, como carnés o documentos identificativos.
La identidad está centrada en las aplicaciones
El primer problema es la cantidad de identidades que tenemos o hemos creado. Cuentas de correo, plataformas de compras online... todas tienen nuestros datos: nombre, apellidos, dirección etc. Gestionar dichas identidades para un ciudadano es una misión imposible. La mayor parte no sabe o no recuerda directamente donde creo dichas identidades. Sucede esto porque hoy en día la identidad está centrada en las aplicaciones.
Soberanía digital
El segundo problema es que toda la infraestructura para soportar estas identidades está basada en certificados digitales y en entidades que los emitan. Se ha convertido en un negocio y prácticamente las entidades raíces que soportan dicha infraestructura de certificados están bajo el paraguas de EEUU, país que decide a través de sus empresas que certificados se implementan de modo nativo en sistemas operativos, navegadores, etc. Hoy en día en España, el certificado raíz de nuestro DNIe tiene que ser importado en nuestros navegadores de forma manual. Esto supone que la EU está supeditada a dicha infraestructura de certificados y dispone de una soberanía digital al margen de EEUU.
Dificultad de verificación
Al mismo tiempo como tercer problema, un organismo público, puede requerir emitir certificados a su personal, ya sean empleados o externos, que demuestren su relación con la administración. Estos documentos pueden falsificarse y son difíciles de verificar salvo por personal especializado que pueda validar la información con la de su documento nacional de identidad.
Bases de datos vulnerables
El cuarto problema es que como la identidad está centrada en las aplicaciones los registros son almacenados en bases de datos localizadas en un determinado lugar geográfico y que pueden ser destruidos en caso de catástrofes o ser víctimas de ataques cibernéticos.
Transición entre modelos
El quinto problema es solucionar todo lo anterior, pero a su vez continuar utilizando los servicios y proporcionar una transición del viejo modelo centrado en aplicación a uno nuevo distribuido. Hay que seguir dando solución a los ciclos de vida de las identidades con sus correspondientes aprobaciones y ofrecer adicionalmente a las identidades su asociación con servicios digitales.